Introducción de Dulcinea
El descubrimiento es brutal. La fabrica hecha y llevada «al estilo americano» ha trastocado el antiguo orden de las cosas y de los hombres. El «oficio» pacientemente adquirido, el vaivén de la palma de la mano (…) son ya una especie de arcaísmo.
1) Secuencia completamente nueva en la relación de fuerza entre las clases.
Al acabar con el control obrero sobre los modos operatorios, al sustituir «secretos profesionales» por un trabajo reducido a la repetición de gestos parcelarios ―en pocas palabras, al asegurar la expropiación del saber obrero y su confiscación por la dirección de la empresa― el cronómetro es, ante todo, un instrumento político de dominación sobre el trabajo.
Al sustituir al obrero profesional por el obrero-masa recién inmigrado, y sobre todo no organizado, el capital modifica, a favor suyo y por mucho tiempo, el estado de conjunto de la relación de clases.
2) Se inicia una secuencia economica enteramente nueva, un modo y un régimen nuevos de acumulación del capital: surge la producción en masa. Al sentar el proceso de trabajo sobre una base nueva, «cientÌfica», el capital se halla en condiciones de imponer sus propios ritmos y normas a la producción de mercancÌas, rompiendo asÌ las trabas puestas a su expansión por el antiguo orden del taller.
3) Con la producción en masa y como condición de ésta, se inicia una nueva secuencia en las modalidades y las prácticas estatales de regulación y control social. Ante todo, habÌa que fijar en torno a las nuevas concentraciones industriales y urbanas a esas formidables masas de hombres «vagabundos», campesinos expropiados de sus tierras, inmigrantes a los que el hambre y la miseria mantenÌan en estado de permanente insubordinación. Después, había que convertirlos en obreros fabriles, obreros en cadena, conseguir su sumisión a la nueva disciplina de la fabrica, a la ley del cronometro.